Sin ningún lugar a dudas el medio más provechoso para el aprendizaje de niños y niñas es el juego. De hecho, todos ellos tienen la facultad de convertir cualquier actividad en un juego y por eso les cuesta tanto distinguir entre jugar y vivir. Cuando se sumergen en sus juegos, cuando juegan de verdad, cuando lo hacen en serio (porque para ellos no hay cosa más seria que un juego) sus sentidos se agudizan, su corazón se acelera, sus pequeños músculos bailan y su cerebro se activa convirtiéndose en una esponja que les hace capaces de contraer el tiempo y trasladarse a otro mundo haciendo desaparecer la realidad. Los adultos los vemos, pero no están allí.

El domingo el Peñas Center hizo desaparecer por momentos a casi medio centenar de niños y niñas que corrieron, saltaron, jugaron y además metieron unas pocas canastas.

 

La mayoría vienen aprendiendo los fundamentos del baloncesto en el Peñas Center o en distintos colegios (San Vicente, Pirineos- Pyrénées, Pedro J. Rubio) hace solo unas pocas semanas y ya era el momento de introducir la competición de la forma más sana posible: compartiendo cancha con algunos amigos y algunos desconocidos para poder mostrar a la parentela los progresos realizados hasta el momento, que son lentos pero también imparables. Seguro que en las siguientes citas de la CHIQUILIGA DEL PEÑAS, tienen mucho más que mostrar.